Recien llegada de un Campo de Refugiados
Recién llegada de un Campo de Refugiados de Grecia la experiencia ha sido asombrosa.
Nada más llegar lo que me pedía el corazón era mezclarme con ellos, con sus historias, con sus emociones. Y así lo hice desde el primer minuto, entré en sus haimas y empecé a escuchar y a sentir sus vivencias, todo lo que han pasado hasta llegar allí y a pesar de sostener una inmensa tristeza y una gran frustración no os imagináis su apertura, su sonrisa y sus ganas de hacerte sentirte a gusto.
Las familias de este campo son como cualquiera de las nuestras, Sirios y Sirias que han tenido que romper con su vida por culpa de una guerra injusta que les ha separado de lo más sagrado para ellos, su familia y su hogar.
Una de las historias que más me gustó fue la de una chica de 23 años artista-pintora que llegó al campo sola después de que su prometido hubiera viajado a Alemania antes de que cerrasen la frontera y ella desafortunadamente se tuvo que quedar fuera.
Estuve con ella y me cautivó desde el primer momento por su carita angelical, sensible y llena de miedo, durmiendo sola en una tienda de campaña, pero a pesar de la soledad estaba muy feliz ya que su prometido iba a ir a buscarla al campo para casarse el 10 de agosto ,algo que la convertía en afortunada sin duda.
De hecho fue la única refugiada que conocí a la que le esperaba una buena salida a corto plazo.
Un campeón Olímpico, un Boxeador tuvieron que salir también de su país abandonando su sueño y allí estaban como refugiados, sin perder ni un día su pasión por el deporte, habían construido un pequeño Gimnasio para poder seguir entrenando para mantener la forma física y la esperanza mental.
Los momentos que me ha dejado esta experiencia son inefables, uno de ellos fue dando una clase de yoga a las mujeres Sirias, tímidas, nada acostumbradas a conectar con su feminidad, les sugerí que se quitaran el pañuelo y el vestido para poder moverse más libremente ( ellas no se lo quitan ni en la playa para bañarse).
El hecho fue que a los 5 min se miraron unas a otras y empezaron a quitarse el pañuelo, se me saltaban las lágrimas al ver la energía y la entrega de esas maravillosas mujeres que por un momento desplegaron sus Alas y se sintieron libres.
Muchos son los voluntarios que van hasta estos campos ayudar y a aportar lo que pueden. Toda ayuda es poca pero yo sobre todo me quedo no con lo que les hemos llevado si no con lo que nos hemos traído, su cariño, sus miradas limpias, sus abrazos llenos de amor, su acogida y su compañía.
Volveré seguro con la esperanza de que muchos ya no estén allí y hayan conseguido salir para encontrarse con sus familiares y con una vida digna.
Queridos Refugiados os envío mi Luz, mi fe, mi fuerza y mucho Amor.
Suerte Infinita!
Victoria Muñiz
